foto principal de UTILIDAD DEL CUADRO HEMÁTICO EN EL CÁNCER DEL SISTEMA LINFÁTICO


El sistema linfático está conformado por nódulos y vasos que transportan la linfa a través del cuerpo. En condiciones normales, la linfa está compuesta por células del sistema de defensa del cuerpo humano, llamadas linfocitos, que están luchando contra microorganismos y sustancias tóxicas para mantener el cuerpo humano saludable.   Sin embargo, los linfocitos pueden volverse cancerosos y es así como aparecen los linfomas (cáncer del sistema linfático).  

Los linfomas pueden afectar el sistema linfático a cualquier nivel: médula ósea, timo, bazo, nódulos linfáticos o amígdalas.  De manera general los linfomas se han clasificado en dos categorías: linfoma de Hodgkin y linfoma no Hodgkin, de acuerdo al tipo de célula afectada, evolución, tratamiento y pronóstico de la enfermedad, siendo el linfoma de Hodgkin el de mayor malignidad pero poco frecuente y el linfoma no Hodgkin el más común.

Según cifras del año 2012, para esa época más de un millón de personas en el mundo vivían con linfoma; actualmente hay un 70% de probabilidad de vivir al menos 5 años después de haber sido diagnosticadas con la enfermedad.  Estas cifras han ido mejorando gracias a un mayor conocimiento de la enfermedad, mejores metodologías diagnósticas y enfoques terapéuticos.

El diagnóstico definitivo de la enfermedad se realiza con una biopsia del tejido comprometido que debe ser evaluado por el médico patólogo. Sin embargo, existen otras metodologías diagnósticas que aportan información sobre el estado del sistema linfático como las pruebas imagenológicas y de laboratorio clínico.  El análisis de la sangre no proporciona un diagnóstico definitivo del linfoma, pero mediante la prueba de cuadro hemático o hemograma se logra tener una aproximación de lo que está sucediendo a nivel del sistema linfático. Es por esto que el médico solicitará la realización de cuadro hemático para hacer seguimiento antes, durante y después del tratamiento de la enfermedad.  

Entre la información que incluye el cuadro hemático tenemos el conteo de los siguientes tipos de células:

Glóbulos rojos o hematíes: relacionados con la oxigenación de los tejidos.

Glóbulos blancos o leucocitos: encargados de la defensa del cuerpo frente a microorganismos patógenos, sustancias tóxicas o tumores.  A este grupo pertenecen los linfocitos, células afectadas en los linfomas.

Plaquetas: permiten la coagulación de la sangre en caso de heridas.

Los valores de referencia de cada tipo de célula en personas sanas dependerán de la edad y el sexo; sin embargo, los laboratorios generalmente incluyen en sus reportes los valores normales de cada grupo celular y subrayan los datos que se encuentran fuera de este rango para hacer más fácil su lectura e interpretación.  

Entre el 10-15% de pacientes con linfoma presenta alteraciones en el conteo de células en el cuadro hemático. Por ejemplo, si el linfoma ha invadido la médula ósea (el lugar donde se producen los glóbulos rojos) el paciente tendrá anemia (baja cantidad de glóbulos rojos).  Otro hallazgo que se puede observar en el cuadro hemático de los pacientes con linfoma es un conteo alto de glóbulos blancos; sin embargo, esto también puede deberse a infecciones presentes en estos pacientes.  

Debido a la importancia del cuadro hemático en la evaluación del paciente con linfoma, tanto médicos como pacientes deben asegurarse que se realiza en laboratorios clínicos que cumplan con altos estándares de calidad.  Éstos asegurarán que la toma de muestra sea adecuada para que no haya pérdidas de células sanguíneas durante su realización que falseen los resultados, el procesamiento de la muestra se hace en equipos automatizados aumentando la precisión de los reportes, existe un control de calidad interno y externo y el proceso incluye una comunicación constante entre el médico y el bacteriólogo mejorando la interpretación de los datos emitidos en el cuadro hemático.


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